Numerosas investigaciones han demostrado que realmente la práctica del ajedrez desarrolla la inteligencia. En 1925, tres científicos rusos (Rúdik, Diákov y Petrovski) dieron pie con sus investigaciones a que el ajedrez se implantara como asignatura obligatoria en los colegios de la URSS. Desde entonces han sido varios los países que han seguido el ejemplo y que lo han implantado como asignatura optativa.
Las virtudes que el ajedrez ofrece son múltiples y en ellas coincide la mayoría de los psicólogos:
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El ajedrez estimula, desarrolla y disciplina la inteligencia. No existe ningún otro juego que se aproxime tanto a la lógica pura y a la deducción propias del pensamiento moderno. Esto da un enorme valor educativo al ajedrez.
Boris Slotnik, doctor en pedagogía y maestro de ajedrez, realizó uno de los estudios más fiables en el colegio Monte Faro de la Coruña con 16 niños de
Para Slotnik, pocas asignaturas gozan de las virtudes del ajedrez, Antes de realizar un movimiento con la mano, se hace con el cerebro. Así, el esfuerzo intelectual del niño se enriquece. Otros experimentos posteriores realizados en Alemania y Zaire llegaron a la misma conclusión: se confirmó que los alumnos de ajedrez obtenían muy buenas notas en otras materias; el ajedrez es como un imán que atrae el interés de los niños inteligentes.